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El ejercicio físico ofrece muchos beneficios desde el punto de vista cardiovascular, de control de peso, de fortalecimiento de muscular y articular, de mejora del estado de ánimo, etc.. Pero alguna actividades pueden aumentar el riesgo de padecer o agravar problemas relacionados con el suelo pélvico.
Pero este cierre de la pelvis no puede ser completo, pues debe permitir el paso de la uretra, la vagina y el recto, para permitir la micción, el coito, el parto y la
defecación.
La estructura muscular fundamental para realizar esta función de sostén es el músculo elevador del ano, este músculo está a su vez compuesto por diferentes haces musculares (fig. 1) y su función principal es la de mantener cerrado el “suelo de la pelvis” en contra de las fuerzas que se generan en el abdomen. Posee fibras que mantiene un tono basal y otras que se contraen en respuesta a aumentos de presión (por ejemplo la tos). Las fascias, los ligamentos y los órganos pélvicos, se consideran elementos pasivos que juegan un importante papel estabilizador.
Cuando fallan las estructuras del suelo pélvico aparecen sus disfunciones. Estas, son muy frecuentes en la población adulta actual, y lo serán más debido al envejecimiento de la población, con una importante repercusión en su calidad de vida. Unos datos: se estima que en España la incontinencia de orina afecta al 15-20% de las mujeres mayores de 40 años. Y 11,8% de las mujeres será intervenida por prolapso genital a lo largo de su vida.
La alteración de la correcta posición de las vísceras pélvicas que condiciona el Prolapso de los Órganos Pélvicos (POP). Se pueden producir, entre otros (Fig. 2):
El síntoma fundamental del prolapso es la sensación de peso acompañado o no de la presencia de bulto genital. También se pueden dar síntomas de irritación vesical, disfunción de vaciado vesical, incontinencia o disfunción defecatoria.
La alteración de la función miccional se manifiesta como una Incontinencia Urinaria (IU) que a su vez puede ser:
Otras disfunciones miccionales serían:
La alteración de la función defecatoria condiciona la Incontinencia Anal (se escapan los gases o la heces) y otras disfunciones defecatorias (urgencia defecatoria, dolor defecatorio y defecación incompleta). Además de ello, pueden aparecer otras dos disfunciones asociadas o no a lo anterior, que son la Disfunción Sexual y el Dolor Pélvico Crónico (dolor pélvico, no relacionado con el ciclo menstrual, durante por lo menos 6 meses)..
Es por ello, que para minimizar el efecto de los factores evi, existen una serie de recomendaciones:
El consumo de determinada medicaciones (antidepresivos, diuréticos, sedantes e hipnóticos o antipsicóticos) también pueden relacionarse con la aparición de síntomas, sobre todo miccionales (tabla 1), es conveniente comentarle al médico que lo prescribe en caso de notar la aparición o empeoramiento de los síntomas.
En este proceso juega un papel fundamental el músculo puborrectal (parte del músculo elevador del ano), que es el encargado de contener las heces mientras no queremos expulsarlas actuando como una especie de cabestrillo para el recto. Cuando nos sentamos en nuestros modernos inodoros, el recto se afloja, pero sólo parcialmente. Sólo la postura de cuclillas garantiza que el músculo puborrectal libere por completo el camino que han de recorrer nuestros excrementos.
¿Qué podemos hacer?
Adoptaremos una postura cómoda, sentados en el retrete con los pies apoyados en un taburete, de esta forma las rodillas permanecen elevadas por encima de la cadera.
Al realizar el pujo mantenemos elongación de tronco evitando siempre flexión hacia adelante del mismo. Asociamos el pujo a una espiración forzada, de la misma forma que si hincháramos un globo a la vez, podemos ayudarnos cerrando ambos puños de la mano e intentando que el aire de la espiración atraviese los huecos que quedan.
Esta maniobra debe ser pasiva, sin esfuerzo, y adquirir un nuevo hábito de defecación. Ir todos los días, a la misma hora, intentando reeducar buscando poco a poco el reflejo de defecación.
La mejor hora es por la mañana, o después de las grandes comidas cuando se activa reflejo gastro-cólico, responsable del estímulo de la defecación.
En caso de padecer alguna de las disfunciones comentadas, es imprescindible consultar especialistas en suelo pélvico, que serán los que puedan hacer recomendaciones más precisas en función de la situación personal de cada mujer.
Si la musculatura perineal no es capaz de responder de forma adecuada al aumento de presión abdominal, se producen las molestas fugas de orina. Hasta Un 20% de las mujeres deja de hacer deporte por este motivo y un 40% continúa haciendo ejercicio pero cambia de actividad. Algunas, utilizan medidas de protección como compresas o salvaslips, para poder seguir practicando deporte, pero lo ideal sería realizar ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico.
Los ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico o los ejercicios de Kegel consisten en contraer y relajar la musculatura del suelo pélvico sin contraer las nalgas, abdominales, vientre y muslos.
Debemos asegurarnos que las contracciones se producen en el periné y no en los músculos vecinos. No son fáciles de identificar por lo que lo correcto es relajarse y concentrarse al máximo en los músculos del suelo pélvico.
Durante la ejecución de los ejercicios no se debe sentir dolor ni molestias.
Existen diferentes formas de trabajar esta musculatura:
Contracciones lentas
Contracciones rápidas
El ascensor
La onda
Los ejercicios de Kegel se deben realizar durante 15 minutos, mínimo 5 días/ semana durante 6 meses. Lo aconsejable es realizar 15 contracciones lentas, seguidas de 5 series de 10 contracciones rápidas, con 2 minutos de descanso entre series. La posición adecuada para su realización sería tumbada o semisentada, lo que resulte más cómodo.
En caso de que exista alguna disfunción, incontinencia o prolapso y con la recomendación de los especialistas en suelo pélvico, se pueden realizar otros tratamientos de rehabilitación que ayuden a la potenciación de la musculatura del suelo pélvico, como son las técnicas manuales, el biofeedback o la electroestimulación.
Las técnicas manuales son llevadas a cabo por un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico, que:
• Mejora el dolor pélvico con masaje perineal restableciendo el funcionamiento de los tejidos y la rigidez de las cicatrices adheridas.
La técnica de Bio-feedback nos asegura la correcta realización de los ejercicios de Kegel. A través de una sonda intravaginal o intraanal conectada a un aparato de Bio-feedback-EMG que nos proporciona un control visual y auditivo da la fuerza de la contracción muscular del suelo pélvico.
La electroestimulación produce una contracción pasiva del esfínter uretral y de la musculatura perineal mediante una corriente eléctrica a través de una sonda Intravaginal.
Los ejercicios con dispositivos vaginales (Conos del mismo tamaño y pesos diferentes, ejercitadores de Kegel, bolas Chinas) (Fig. 2) se basan en retenerlos en la vagina mediante un suave reflejo de contracción provocado por la sensación de que se van a deslizar hacia fuera. Se utilizan para reforzar y mantener la musculatura del SP con una pauta 2 veces al día durante 15 minutos. Estos dispositivos no deben producir dolor, por lo que en caso de notar molestias se debe evitar su utilización y consultar con el especialista.
La Gimnasia Abdominal Hipopresiva, creada por Marcel Caufriez, es una técnica para tonificar la musculatura abdominal evitando la presión que se ejerce sobre el suelo pélvico. Las claves son la relajación del diafragma y la activación del músculo transverso profundo del abdomen. Muy indicados en las mujeres post-parto para reducir su vientre. Hay contraindicaciones para la realización de estos ejercicios en personas con hipertensión arterial y mujeres embarazadas
(por la apnea).
La técnica no es fácil y se recomienda estar supervisada por un profesional las primeras veces. Cosiste básicamente en:
Es conveniente realizar sesiones diarias de 20 minutos. Variar los ejercicios (trabajando en diferentes posturas), incrementando la dificultad poco a poco. Incluir 1 repetición con contracción voluntaria de suelo pélvico, especialmente en el postparto.
En el postparto inmediato realizar sólo contracciones de suelo pélvico (tipo ejercicios de Kegel), esperar hasta 6 semanas para inicio de hipopresivos suaves, y no intensificarlos hasta los 3 meses, para evitar dolor en el pecho y problemas con la lactancia, en el caso de no dar lactancia materna, se podrá empezar antes, siempre que no haya dolor.
En general se trata de pesarios (dispositivo de plástico que se coloca dentro de la vagina para ayudar a dar soporte al su útero, vagina, vejiga o recto), algunos de ellos con un resalte que se coloca debajo de la uretra para evitar las pérdidas de orina (fig 3 y 4). En general necesitan entrenamiento para su correcta colocación y su eficacia es limitada.
Una alternativa es la utilización de tampones vaginales (los de mayor tamaño), introduciéndolos con abundante gel lubricante para impedir irritaciones.
¿Cuáles son los síntomas que pueden mejorar?
¿Qué debo saber? ¿Por dónde empezar?
Lo primero que debemos hacer es completar un diario miccional (Tabla 2) 3 días alternos para reflejar situaciones de la vida cotidiana. Identificar hábitos, ingesta total de líquidos, ver en que situaciones se produce la sensación de urgencia.
La recogida de datos sobre los líquidos que se ingieren puede ayudar a identificar que bebidas y cantidades que aumentan y disminuyen los síntomas. Es necesario evitar grandes ingestas de líquido a cualquier hora del día para evitar sobredistensión vesical que no se pueda controlar.
Se limita a un máximo de 5- 6 vasos/ día de las bebidas recomendadas como son el agua, zumo de uva, manzana y arándanos, evitando alcohol, cafeína y zumos con alto contenido en cítricos. No se debe consumir líquido dos horas antes de acostarse.
¿Qué puedo hacer para controlar la sensación de urgencia?
En este caso deberá distraerse pensando en otra cosa, respirar profundamente y permanecer tranquila. Se pueden realizar los ejercicios de Kegel: Contracciones máximas mantenidas durante 4-5 segundos, repitiéndolo tantas veces como sea necesario hasta que se calme la sensación de urgencia.
Esta acción la repetirá las veces que haga falta hasta conseguir respetar el horario.
El objetivo es conseguir micciones cada 3 horas.
Durante la noche nos podemos levantar libremente tantas veces como se necesite, a medida que avancemos en la reeducación la nicturia irá
disminuyendo.
Si persisten los síntomas, el médico puede recomendar tratamiento farmacológico. Los resultados obtenidos son mejores si se combinan ambas modalidades de tratamiento.
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