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La alimentación de la mujer lactante no debe ser muy distinta, salvo en algunos puntos que trataremos en este capítulo, a la alimentación que debe llevar una mujer no lactante. Debe ajustarse fundamentalmente a patrones saludables de alimentación. Dicha alimentación saludable se basa en lo siguiente:
Durante la lactancia ciertas necesidades de energía, proteínas y nutrientes pueden verse aumentadas, pero por lo general, si se siguen las pautas de alimentación saludable no tiene por qué haber problemas ni en la madre ni en el bebé amamantado.
Peso: las pérdidas de peso en la lactancia son variables. Existen estudios contradictorios en cuanto al beneficio de la lactancia materna sobre los cambios de
peso postparto.
La pérdida gradual de peso se produce normalmente durante los primeros 6 meses postparto. El factor más importante para la pérdida de peso tras el parto viene determinado por el aumento de peso durante el embarazo. Otros factores que pueden influir en la pérdida de peso tras embarazo son; el peso previo a la gestación, la edad, el tabaquismo, el ejercicio, la vuelta al trabajo tras la baja maternal...
La masa corporal magra no tiene porque verse afectada por la lactancia. En mujeres bien nutridas la masa corporal magra, a pesar de que se produzca una pérdida de peso, se mantiene sin problemas ya que durante el proceso de lactancia la degradación de proteínas se reduce más que la síntesis.
Vitaminas: las necesidades dietéticas de la mayoría de las vitaminas se ven aumentadas durante la lactancia.
Lo más prudente será llevar una dieta saludable y equilibrada, de esta forma se mantendrán las reservas vitamínicas maternas.
Minerales: durante la lactancia se produce una pérdida de mineralización ósea, sin embargo tras el destete y la reanudación de la menstruación se produce una remineralización compensatoria por lo que la lactancia no afectará negativamente a la densidad mineral ósea.
Es más, diversos estudios epidemiológicos en mujeres postmenopausicas sugieren un efecto protector de la lactancia materna sobre el riesgo de osteoporosis y fracturas.
De cualquier forma y en lo que se refiere a llevar a cabo una dieta de adelgazamiento tras el parto conviene individualizar cada caso.
Una mujer sana con la lactancia completamente establecida, produce aproximadamente 750-800 ml de leche al día, pudiendo superar los 2000 ml diarios en mujeres con gemelos o trillizos. El volumen suele ser menor los primeros días tras el parto y va aumentando gradualmente según se va instaurando completamente la lactancia.
La producción de leche viene determinada fundamentalmente por la demanda infantil y no por la capacidad materna de lactancia.
Los bebes sanos alimentados a demanda tienden a estimular la producción de leche incrementando el volumen de ésta, logrando un buen crecimiento. La adicción de sustitutos de la leche o alimentos sólidos reduce la demanda infantil de leche materna y por lo tanto reduce la producción. Es normal que los volúmenes de leche a partir del 6 mes sean menores según se va introduciendo la alimentación complementaria.
Otros factores que pueden disminuir el volumen de la leche son; el tabaquismo, el estrés, la ansiedad, la fatiga y la enfermedad.
Una dieta crónicamente deficiente puede agotar las reservas maternas y afectar a la composición y calidad de la leche. Lo cual no ocurre en mujeres que llevan una alimentación saludable y equilibrada.
*En el caso de mujeres que hayan sido sometidas a cirugía bariátrica deben continuar durante la lactancia con sus suplementos de vitaminas y minerales y deben ser controladas para detectar posibles deficiencias de nutrientes, como la deficiencia de vitamina B12.
Para las mujeres que siguen un patrón de alimentación saludable el aumento de los requerimientos de nutrientes puede ser satisfecho simplemente por el aumento general en la ingesta de alimentos. Es decir, no hay necesidad de cuantificar caloría a caloría ni nutriente a nutriente, bastará con seguir las pautas básicas de alimentación saludable.
En cuanto a la ENERGIA: aumentan las necesidades.
• Primeros 6 meses de lactancia: la necesidad energética total pasa de 2130 a 2730 kcal/día aproximadamente.
• De 6 meses en adelante: la necesidad energética total pasa de 2200 a 2800 kcal/ día aproximadamente.
En cualquier caso, el aumento de las necesidades energéticas dependen de la edad, talla, peso y nivel de actividad de la madre por lo que conviene individualizar cada caso.
En cuanto a las PROTEÍNAS: aumentan las necesidades. Las recomendaciones diarias serán durante la lactancia de 71 gr/ día, 25 gr más que el requisito para las mujeres no lactantes.
En cuanto a las VITAMINAS:
En cuanto a los MINERALES:
Las recomendaciones de calcio en la lactancia son de 1000mg. diarios en mujeres a partir de los 19 años y 1300mg. en adolescentes. En ambos casos
las necesidades son las mismas que en mujeres no lactantes.
Lo prudente será consumir dos o tres raciones de pescado rico en ácidos grasos omega-3 y bajo en mercurio, como el camarón, atún ligero enlatado, el salmón, el abadejo, el bacalao y el bagre. Y evitar el tiburón, pez espada, atún rojo y lucio, por su alto contenido en mercurio. También es aconsejable limitar el consumo de carne oscura de los crustáceos (gambas, cangrejos, etc.), localizada en la cabeza para reducir la exposición al cadmio.
Consumo de alcohol: un pequeño porcentaje del alcohol que se consume se transfiere a la leche materna. La cantidad de alcohol considerada como “segura” durante la lactancia es controvertida por lo que el consumo de cualquier cantidad de alcohol estará contraindicada.
Consumo de cafeína: la mayoría de las mujeres que amamantan pueden beber una cantidad moderada de cafeína sin efectos negativos en el bebé. Se recomienda no superar las dos o tres tazas de una bebida con cafeína al día (300 mg/día). Algunos bebés son sensibles a la cafeína y pueden volverse irri o tienen dificultad para dormir, este caso sí parece prudente evitar en su totalidad las bebidas con cafeína.
Uso de fitoterapia: aunque los riesgos para el bebe durante la lactancia suelen ser menores en este sentido, lo más adecuado será evitar en su totalidad el consumo de plantas/hierbas durante este periodo.
Alergia alimentaria en el bebé: en este caso y siempre que la alergia esté bien diagnosticada, la madre no debe ingerir los alimentos a los que el niño es
alérgico. No es recomendable evitar alimentos con algo poder alergénico (leche, huevo, pescado o frutos secos) en niños con riesgo de alergia alimentaria (caso de niños con hermanos alérgicos) si ésta no está diagnosticada.
Dieta vegetariana o vegana: la academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos concluye que el hecho de seguir una dieta vegetariana o vegana es perfectamente compatible con un buen estado de salud en cualquier etapa del ciclo vital (esto incluye la lactancia) siempre y cuando esté bien planteada. Sería conveniente individualizar cada caso y suplementar con vitamina B12.
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